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Memorias de las luchas vecinales en Madrid

Con el nuevo año volvemos al blog para recoger las memorias de un proyecto que nos ha acompañado a lo largo del 2023 y que nos ha dado la oportunidad de trabajar con una historia que, de una manera o de otra, ha estado con nosotras desde que arrancamos el proyecto de La Liminal, aquella que nos habla de los movimientos vecinales, especialmente intensos en Madrid en los últimos años de la dictadura, y del papel que jugaron en la configuración de la ciudad que tenemos en la actualidad. 


Plantada de árboles en el Parque de las Cruces, 1982

Fuente: Asociación Vecinal de Carabanchel Alto


Esta oportunidad vino con el apoyo del Ministerio de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, gracias al  que pudimos poner en marcha el proyecto Memoria de las Luchas Vecinales en Madrid, una investigación en torno a la historia del movimiento vecinal que pone el foco en su difusión a través del uso del recorrido urbano y de su adaptación didáctica para el trabajo en las aulas. 


Los movimientos vecinales que emergieron en multitud de barrios de Madrid durante los años 70 son considerados una de las movilizaciones sociales de mayor trascendencia para la ciudad, ya que no sólo tuvieron un impacto directo en el paisaje urbano y en la consolidación del tejido vecinal de los barrios, sino que además, funcionaron como escuelas de ciudadanía que abrieron el camino hacia la democracia a través de la participación ciudadana.


Para este proyecto, decidimos centrar el trabajo en dos barrios: Carabanchel Alto y Meseta de Orcasitas, por tener ambos una historia de activismo, reivindicaciones y conquistas que los ha convertido en algunos de los referentes en el relato de esta historia colectiva.


Nuestro punto de partida era explorar esta historia de los movimientos vecinales y sus conquistas, buscando una perspectiva que nos llevara más allá de las narrativas oficiales para atender a las pequeñas estrategias que se despliegan en el terreno de lo cotidiano, aquellas otras historias que habitualmente permanecen invisibles y que sostienen los grandes gestos que después son ampliamente conocidos.


Mujeres recogiendo agua en Meseta de Orcasitas, años 70.

Fuente: FRAVM


Por ello, nos propusimos hacer una revisión feminista de esta historia para sumar una mirada que pusiera el foco en el papel que jugaron las mujeres en estos movimientos colectivos, reivindicando su participación como figuras clave para la emergencia y el sostenimiento de los movimientos vecinales. En definitiva, plantear una relectura de la historia del movimiento vecinal de Madrid que integrase otras formas de participación y otras figuras, ofreciendo un relato más amplio e inclusivo.


Nuestros primeros pasos en esta investigación nos llevaron inevitablemente a acercarnos a las Asociaciones Vecinales de Orcasitas y de Carabanchel Alto donde la conversación con quiénes allí militan nos dieron las primeras pistas sobre dónde poner el acento a la hora de proponer distintas miradas a lo que sus luchas supusieron no sólo para sus barrios sino para el conjunto de la ciudad y de la sociedad.


A medida que íbamos profundizando en las historias de estos movimientos, nos dábamos cuenta de que por su carácter colectivo y por el gran impacto que han tenido en la vida de la ciudad, era imprescindible que el proceso de investigación se abriese y fuese colectivo, que pudiese incorporar el mayor número de voces posibles. Con esa idea, diseñamos un recorrido urbano en cada barrio e invitamos a participar a diversos colectivos a través de una serie de convocatorias. 


Actividades con el Centro de Mayores Bringas y la Fundación CEPAIM


Los recorridos se diseñaron pensando en que cada paseo pudiera convertirse en un espacio donde poder compartir no sólo experiencias, sino también impresiones y debates que complejizaran la historia de los movimientos vecinales de ambos barrios, pero que también tratasen temas que desbordaban lo estrictamente local para debatir sobre cuestiones que nos ayuden a repensar el presente.


Por este motivo, ambos recorridos compartían una misma estructura articulada por una serie de temas que coinciden con algunas de las grandes áreas de acción de los movimientos vecinales, que, en su lucha por responder a las necesidades de los habitantes de sus barrios, protagonizaron importantes conquistas en la mejora de sus condiciones de vida, desde espacios verdes a lugares de encuentro, nuevas viviendas, transporte, equipaciones urbanas o dotaciones para la educación, la atención a la infancia o las personas mayores, entre otras.


En ambos recorridos el primer paso era contextualizar en qué momento estos barrios, existieran previamente o no, empiezan a absorber las grandes oleadas migratorias de masa obrera que llega a la ciudad en busca de una nueva vida.


El origen de todo son los años de la posguerra, caracterizados por la miseria y la represión generalizada, dos fenómenos que empujarán a mucha población a salir de las zonas más rurales a los entornos urbanos, protagonizando primero un incipiente desarrollo que se disparará a partir de los años 50, atrayendo a muchísimas personas que buscan iniciar una nueva vida. El gran atractivo es el desarrollo industrial y su promesa de trabajo para todos en las fábricas que comienzan a concentrarse en la periferia sur de Madrid.


En este punto, es importante señalar, que la nueva sociedad franquista se sustentaba en una división férrea de los roles y los espacios que podían ocupar los distintos géneros. Por tanto, el espacio de las fábricas estaba destinado fundamentalmente a los hombre y para las mujeres vuelve a entrar en escena el ideal femenino conocido como “El Ángel del Hogar” un modelo que apuesta por una vida dedicada a los cuidados de la unidad familiar para que esta pueda desarrollarse plenamente, a costa de una enorme restricción del ámbito de acción de las mujeres al espacio de lo doméstico.


Estas grandes oleadas migratorias son el origen de los barrios obreros de la periferia madrileña, ya que ante este fenómeno, Madrid llega pronto a su límite y no tiene capacidad para absorber a más población de tal manera que comienzan los asentamientos o bien en los pueblos cercanos a la ciudad, como era el caso de los Carabancheles o bien en terrenos que no se encuentran regulados porque no han sido un asentamiento poblacional hasta este momento, como es el caso de Orcasitas, que en estos años es una gran pradera natural en la que empieza a configurarse un poblado que alcanzará gran densidad en la década siguiente.


Comienza a emerger así una ciudad informal que pronto intentará controlarse a través de planes urbanísticos como el famoso Plan Bidagor que, entre otras cosas, incorporará gran parte de estos territorios donde la autoconstrucción empieza a generalizarse a la ciudad de Madrid. Se trata de un cambio fundamental, ya que, de una parte, estos territorios pierden su independencia y, de otra, formar parte de la ciudad hace que la legislación se endurezca y que comiencen los años de la persecución a la autoconstrucción para evitar la expansión descontrolada de la misma.


Los barrios que crecieron sin ningún tipo de planificación y que alcanzaron grandes dimensiones a lo que se unía una gran densidad de población, muy pronto empezaron a sufrir las consecuencias de la ausencia total de dotaciones básicas.


Manifestación de la Asociación de Amas de Casa de Carabanchel Bajo, años 70

Fuente: Archivo de la Transición


Las movilizaciones vecinales comienzan a tomar forma, a menudo gracias a quiénes habían sido pioneras en la práctica asociativa en los barrios. Las mujeres que habían estado operando en las Asociaciones de Amas de casa, especialmente aquellas en las que se había producido la infiltración de un colectivo fundamental, el Movimiento Democrático de Mujeres (en adelante MDM).


Aunque el MDM surge del entorno de las mujeres de preso y sus primeras movilizaciones se dirigen a denunciar las condiciones de los presos en las cárceles, pronto expandirán sus acciones hacia otros ámbitos, tomando los barrios como campo de acción. Esto se debe a que los barrios son el contexto en el que fundamentalmente se mueven las mujeres, ya que sus calles son como una prolongación del espacio doméstico, el lugar donde socializan y en el que pasan gran parte de su tiempo - lo que motiva que sus intereses y preocupaciones estén muy conectados con la vida cotidiana del barrio - y explica que el MDM organice, en algunos lugares antes de que surjan las asociaciones vecinales, las comisiones de barrio. Su primer objetivo es conseguir mejoras en los barrios pero también, en última instancia, trasladar a los barrios una conflictividad social que desestabilizara al régimen y permitiera avanzar hacia la constitución de una democracia.


Estas mujeres, activas desde la práctica asociativa, serán pioneras de la movilización vecinal, y abonarán con sus acciones el terreno sobre el que se construyeron las asociaciones vecinales, convirtiendo los barrios obreros en lugares de agitación. 


La asociación de Palomeras Bajas será la primera en legalizarse en 1968, y entre ese año y el 70 se crearon otras veinte en barrios populares como San Blas o Puente de Vallecas, así como en municipios como Alcalá de Henares, Leganés o Getafe.


Antiguo local de la Asociación Vecinal Orcasitas.

Fuente: FRAVM


En Meseta de Orcasitas, la asociación se funda en 1970 y en 1972 llega la construcción de un local con la mano de obra de los propios vecinos y vecinas que harán de esta asociación la primera entidad vecinal con local propio en Madrid y la primera entidad civil tras la guerra que levantó un edificio propio. Respecto a Carabanchel Alto, la idea de constituir una asociación vecinal se estaba fraguando desde 1969 pero no será hasta 1973 cuando se den los primeros pasos, llegando su legalización como entidad jurídica finalmente en 1975.


La historia de los movimientos vecinales está plagada de todo tipo de reivindicaciones y batallas ganadas. Primero relacionadas con las dotaciones básicas: conseguir asfaltado, que llegue la luz eléctrica, las acometidas de agua… pero pronto se convierten en luchas más grandes que abarcan dos grandes frentes relacionados con los espacios de vida: de una parte la lucha por la vivienda digna y, de otra, la lucha por espacios comunes para los barrios.



Construcción de maqueta de viviendas en Meseta de Orcasitas. Fuente: FRAVM


Dentro de las luchas por la vivienda es especialmente notable el caso de Meseta de Orcasitas, un poblado de autoconstrucción que ve cómo se aprueban unos planes urbanísticos que toman forma en el “Plan Parcial” que hace peligrar la continuidad de sus habitantes en el barrio. Desde la Asociación Vecinal se emprende una lucha que toma dos caminos en paralelo, por un lado en los tribunales y, por otro, tomando las calles y alzando la voz en la esfera pública para poder ejercer presión. Finalmente, en 1977 el Tribunal Supremo ratifica la conocida como “Sentencia de la Memoria Vinculante” que reconoce sus derechos sobre el territorio y sienta jurisprudencia.


En esta línea de reclamación de espacios para el común, son especialmente destacables las luchas por conseguir espacios verdes para los barrios que, en Meseta de Orcasitas, llegarán a tomar forma en el Parque de Pradolongo y, en Carabanchel, en el Parque de las Cruces. La reivindicación de la organización de las fiestas de los barrios o la lucha por espacios dedicados a la cultura, equipamientos educativos o dotaciones sanitarias.


Partiendo del contexto histórico y social, poniendo nuestro primer foco en las condiciones de vida que marcan el punto de partida, para después recorrer sus reivindicaciones y conquistas, realizamos una serie de recorridos en colaboración con espacios y colectivos de estos barrios que nos permitieron ir enriqueciendo la investigación. Fue gracias a la ayuda de entidades como el Centro de Educación Ambiental y Cultural Maris Stella, el Espacio de Igualdad Berta Cáceres, la Fundación Cepaim, el Centro Juvenil de Carabanchel Alto o el Centro de Mayores Jose Manuel Bringas, que pudimos realizar esta primera fase de la investigación donde fuimos recogiendo la experiencia de los agentes sociales de los barrios.


Recorrido organizado en colaboración con el Centro de Educación Ambiental y Cultural Maris Stella.


Reflexionando sobre la difusión que ha tenido en los últimos años la historia de los movimientos vecinales, nos parecía crucial buscar formas de involucrar a las personas más jóvenes, a aquellas que van a tener que afrontar grandes retos relacionados con lo urbano y para las que esta historia resulta más lejana. Por eso, un elemento fundamental de este proyecto era trabajar en un material que permitiera trabajar estas cuestiones en el aula.


Con el objetivo de que el material se adecuase a las necesidades del profesorado, pusimos en marcha una serie de recorridos en los que compartir con el profesorado los contenidos a trabajar y debatir sobre posibles formas de trabajarlos en el aula. En esta fase contamos con el apoyo del CTIF Madrid Sur y con la participación del profesorado de los centros educativos IES Isaac Newton, IES La Laguna, CEIP Isabel La Católica, IES Emilio Castelar, IES Beatriz Galindo, IES Enrique Tierno Galván, IES Calatalifa, IES Barrio Loranca, IES Santiago Rusiñol, IES Juan de la Cierva, R.C. Santa Isabel - La Asunción, IES Ciudad de Jaén, IES Pedro Salinas.


A partir de estas experiencias y propuestas elaboramos una guía didáctica que puedes descargar aquí



Esta ha sido nuestra primera aproximación a unas memorias que por su complejidad, no dejaban de mostrarnos a cada paso que nos queda mucho por andar. Así que en 2024 seguiremos dando pasitos para profundizar en esta historia que no sólo nos trae memorias del pasado reciente de nuestra ciudad, sino también nos tiende hilos para repensarnos como ciudadanas y ciudadanos en la Madrid actual, en un presente en el que cada vez se hace más urgente recuperar las lógicas de lo colectivo para reclamar la ciudad que queremos tener. Por nuestra parte una y otra vez nos hace volver a esta certeza: la democracia se hace en las calles.


Con muchas ganas de seguir recorriendo este camino, y de hacerlo juntas, continuamos dando pasos. No nos perdáis la pista porque muy pronto os contaremos más, ¡seguimos!




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