Lo que no se quiere ver, lo que incomoda, lo que desafía el orden establecido en las ciudades suele ser expulsado a la periferia. Estos espacios a menudo están marcados por unas características físicas y territoriales, se trata literalmente de los márgenes de la ciudad, pero en muchas ocasiones son también lugares ubicados en un margen simbólico, en tanto que representan y recogen narrativas que se borran de la superficie de nuestros paisajes, de sus relatos, y de nuestro imaginario, para ser desplazados al terreno del olvido.
La ciudad como metáfora de las políticas del desplazamiento
Esta idea del desplazamiento forzoso, tanto de los cuerpos como de sus historias de vida, ha sido una de las estrategias habituales que se utilizaron durante el franquismo y los primeros años de la Transición, para ejercer una violencia que deseaba ser silenciosa, casi invisible, pero que, entre otras resistencias, generó una movilización ciudadana, un grito atronador de tal magnitud, que, en el contexto de los barrios, llegó a transformar nuestras ciudades a distintos niveles.
Sirvan como ejemplo dos procesos paradigmáticos de ambas estrategias. De una parte, la aparición de una ciudad informal que creció en torno a la periferia sur de Madrid, toda una serie de barrios, que surgieron de la única solución habitacional que encontraron las miles de familias que acudían desde zonas más rurales a la ciudad a la búsqueda de una vida mejor, como poblados de autoconstrucción. Enormes bolsas de pobreza que carecían de cualquier tipo de dotación y cuyos habitantes protagonizaron uno de los movimientos sociales más importantes del siglo XX: los movimientos vecinales de los años 70 que consiguieron una profunda transformación de la ciudad que todavía hoy es seña de identidad de estos barrios.
De otra parte, como proceso de desmemoria, también dentro de la ciudad de Madrid, se encuentra el caso de la figura de Arturo Barea. Autor fundamental del exilio, ampliamente reconocido en el extranjero y poco conocido en nuestro territorio por parte de varias generaciones. Con los años, a este autor le fueron llegando los reconocimientos en su ciudad natal, Badajoz, o en el pueblo donde pasó parte de su vida, Novés, pero en Madrid, la ciudad que protagoniza su trilogía más importante, la Forja de un rebelde, y donde desarrolló su vida adulta se ha resistido a conmemorar su figura y su obra. Y es que no existía ningún elemento en toda la ciudad de Madrid que recordara y pusiera en valor a Arturo Barea hasta que en el año 2016 una iniciativa ciudadana consiguió que una plaza de su barrio de infancia, Lavapiés, tomara su nombre.
Estas dos historias han sido recuperadas y reivindicadas en los últimos años desde muchos frentes, pero mayoritariamente se trata de iniciativas que parten de personas adultas y habitualmente interpelan a otras personas de ese mismo perfil ya interesadas en estos temas. Sin embargo, las generaciones más jóvenes no siempre son atendidas y consideramos fundamental que se realice un trabajo específico orientado a estas comunidades que permita dar continuidad a la transmisión de estas narrativas, para que permanezcan vivas en la memoria colectiva y se facilite un conocimiento profundo y crítico de nuestra historia y su incidencia en nuestro presente.
El trabajo con el espacio público como estrategia para interpelar al alumnado
Uno de los grandes retos a la hora de trabajar cuestiones relacionadas con la memoria democrática con personas jóvenes es que solemos enfrentarnos a un profundo desinterés que viene motivado por una falta de conexión con sus propias experiencias y con una sensación de aproximarse a un saber que no es aplicable a su vida cotidiana.
La propuesta que traemos desde el colectivo La Liminal propone trabajar el análisis de territorio en sus múltiples dimensiones desde metodologías propias de la mediación cultural que usan el caminar y el recorrido urbano como principal herramienta de trabajo.
Para nosotras el uso del caminar como práctica, no sólo de exploración e indagación de un territorio sino también como estrategia creativa, supone el uso de una metodología con un gran potencial para trabajar con el análisis de las construcciones simbólicas, históricas e identitarias que se despliegan en el espacio público. Se trata de un ejercicio colectivo que invita al diálogo y el debate a partir del cuestionamiento de las historias que nos transmite la ciudad y que suelen entenderse como relatos cerrados e inamovibles, para abrirnos a otro tipo de lecturas activadas desde la reflexión y la introducción de nuevas perspectivas. Así, la puesta en marcha del cuerpo a través del paseo, el aterrizaje de historias en el espacio, y el ejercicio de cruzarlas con los saberes que trae cada una de las personas que participan permite construir nuevos conocimientos que interpelan de una forma directa y situada y generan un aprendizaje significativo.
Desde el inicio de nuestra actividad, en el año 2015, nuestros fines han girado en torno a la necesidad de comprender nuestro pasado de una forma compleja y articulada desde lo colectivo, con el objetivo de afrontar nuestro presente de una forma crítica. Por este motivo, siempre nos ha interesado poner el foco en historias que habitualmente han quedado desatendidas o invisibilizadas a lo largo del tiempo. Así, hemos atravesado todas nuestras propuestas por las herramientas que proporcionan los feminismos y que nos permiten repensar la historia y su construcción desde otras lógicas para elaborar nuevas narrativas que vengan a complementar o cuestionar a las ya establecidas. Este enfoque nos invita a repensar la propia disciplina de la historia como una autoridad monolítica para pasar a incorporar otros saberes y relatos, como por ejemplo, aquellos que se extraen de la vida cotidiana y de la microhistoria.
Siguiendo esta línea hemos trabajado, entre otras, con diversas cuestiones en torno a la historia de las mujeres o de la clase obrera, dimensiones que, aproximadas desde las herramientas del feminismo, nos dan la materia prima necesaria para este ejercicio de cuestionamiento y reescritura que pretende dotar de la categoría de sujeto histórico a aquellos que tradicionalmente han tomado el rol de los invisibles dentro de esta disciplina.
El acceso a estos saberes y relatos, desde nuestro punto de vista, conecta directamente con la defensa de los valores democráticos de justicia, libertad, igualdad y tolerancia, objetivos inalcanzables si no trabajamos en un acercamiento crítico a nuestra historia planteado desde nuevas formas de análisis que problematicen las narrativas heredadas para generar nuevos relatos que reflejen una mayor diversidad de aproximaciones a los acontecimientos que queremos analizar.
A partir de estas líneas generales de trabajo se han desarrollado los dos proyectos que se desglosan a continuación y que aterrizan las metodologías de trabajo con el alumnado en relación con la memoria democrática y el espacio público desde dos formas de trabajo diferentes.
En esta propuesta de trabajo, orientada a alumnado de 4º ESO y Bachillerato, se utiliza el recorrido urbano acompañado de mediadoras culturales como estrategia para profundizar, no sólo en la obra literaria de este autor y el contexto en que se genera, sino también como forma de aproximación al testimonio que nos deja en su obra del trasfondo social y el clima previo al estallido de la Guerra Civil, y de reflexión sobre las grandes pérdidas que supuso el exilio para nuestra cultura.
Gracias a la subvención del Ministerio de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, hemos venido realizando estos recorridos a lo largo del curso 2023/2024 con grupos de alumnado de diversos centros de enseñanza secundaria de la Comunidad de Madrid.
La propuesta de actividad es un recorrido urbano de dos horas de duración que se desarrolla fundamentalmente en el barrio de Lavapiés, escenario crucial para la infancia y el desarrollo del autor y en el que también se abordan episodios de su vida adulta, llegando a desarrollar el momento del estallido de la guerra y el impacto que tiene tanto en su trayectoria vital como en la propia ciudad.
En líneas generales, los objetivos del recorrido se centran en generar interés y conciencia crítica en torno a tres cuestiones. La primera es recuperar el interés por la producción literaria de Arturo Barea y la memoria personal y colectiva que nos ha legado a través de su obra. La segunda tiene que ver con la reflexión sobre el exilio y los desplazamientos forzosos, poniendo especial atención a la complejidad de causas y efectos que ha tenido en nuestra historia reciente, y, la última, el analizar cómo todas estas cuestiones relacionadas con nuestra historia dejan su huella en el paisaje urbano.
El trabajo a lo largo del recorrido tiene como punto de partida la literatura de Arturo Barea y el uso que hace de ella como vehículo de la memoria, una estrategia que el autor utiliza fundamentalmente para tratar de explicarse a sí mismo y a los demás, cuál ha sido la secuencia de acontecimientos que han llevado a la sociedad española a un desenlace tan cruento como el estallido de la guerra.
A partir de este punto de partida, y con el objetivo de interpelar al alumnado y generar conexiones con sus propias vivencias, el recorrido se va hilando desde de tres líneas transversales de trabajo. En primer lugar está la vida cotidiana, los pequeños detalles del día a día, las impresiones sensoriales de la memoria que nos deja Barea en su literatura y que plantean una potente alternativa a las lógicas tradicionales de construcción del gran relato de la historia. Para ello, consideramos clave aplicar una perspectiva feminista a los contenidos compartidos con el alumnado, entendiendo esta no sólo desde la perspectiva del género y de la puesta en valor de las experiencias protagonizadas por mujeres, sino también como enfoque que da espacio a historias subalternas y dimensiones habitualmente desatendidas como son la experiencia cotidiana, los cuidados y el tejido colectivo. Todo esto viene acompañado de una observación y análisis del paisaje del barrio que encontramos en el presente, en el carácter del barrio de Lavapiés, así como en dinámicas de la propia ciudad que nos permiten navegar por la dialéctica entre pasado y presente para ampliar los escenarios de imaginación sobre las formas en las que podemos habitar la ciudad y relacionarnos dentro de ella.
A la hora de tratar este tipo de cuestiones con alumnado de distintos niveles por parte del equipo de mediadoras culturales siempre se contempla la diversidad y nivel de conocimientos de los grupos acerca del contexto histórico en el que nos vamos a mover.
Dado que esa comprensión es fundamental para que se pueda producir un diálogo entre las cuestiones que se quiere exponer y las que traen los jóvenes que conforman el grupo, se parte inicialmente de una conversación que busca, por un lado, plantear las cuestiones clave que dan el marco espacio-temporal de la actividad y, por otro, identificar los conocimientos del grupo sobre el tema.
Una vez establecido el contexto en el que se mueve Arturo Barea y en los aspectos que determinarán esa implicación personal con el conflicto armado que le llevará al exilio, el recorrido sigue profundizando en su pensamiento a través de las citas de su obra. Los textos del autor están presentes a lo largo de todo el paseo y se utilizan como material de apoyo clave para introducir, desde la voz del autor, los temas desarrollados en cada parada.
El lugar donde se desarrolla este primer bloque de contenidos es el punto de partida del recorrido, la plaza que, desde el año 2017, lleva el nombre de Arturo Barea. Esto nos permite introducir otro de los temas transversales del recorrido: la observación y análisis del paisaje del barrio en el presente y la reflexión sobre la importancia de la preservación de la memoria para comprender el mundo actual.
Para facilitar este diálogo con el pasado y asomarnos a cómo era este barrio en la infancia de Arturo, se utiliza el recurso de las imágenes, que se activan desde una propuesta de trabajo por grupos. Los lugares recogidos en estas imágenes nos hablan de hábitos de consumo, como sucede en El Rastro, de espacios de trabajo como las fábricas, educativos como las Escuelas Pías, u otros que representan la dimensión de los servicios sociales, como son La Inclusa o La Gota de Leche.
El trabajo con las imágenes, que van acompañadas de un pequeño texto descriptivo y una serie de preguntas orientadas a profundizar en la relación de los habitantes del barrio con este espacio, permite al alumnado profundizar, a través del análisis y el debate, en los modos de vida del barrio desde su dimensión social y económica, todos ellos marcados por la situación de miseria de la clase obrera del Madrid de la época.
Tras este inicio que enmarca el contexto, las paradas que se suceden profundizan en los distintos temas presentes en las memorias que comparte Barea en su obra.
La primera cuestión importante es el modelo de vivienda como elemento que nos permite asomarnos a las formas de vida que se dan en una dimensión más relacionada con el ámbito privado, pero también en sus diálogos con lo social y los espacios públicos. Para ello, nos detenemos en una plaza desde la que es visible una vivienda que sigue el modelo de corrala, una de las tipologías de vivienda obrera más típicas.
En este espacio ponemos especial atención a las cuestiones relacionadas con el género, pues a través de las historias que comparte sobre su madre y su relación con sus vecinas, Barea deja claro que en un Madrid que está marcado por la miseria, hay claramente una tendencia a una feminización de la pobreza.
Para aproximarnos a estos modos de vida que se dan en ese territorio difuso entre el espacio doméstico y el espacio público que habitualmente protagonizan las mujeres, se vuelve a utilizar el recurso de la fotografía y el trabajo por grupos. En este caso, se trata de imágenes históricas que deben ser analizadas por el alumnado para construir desde ahí una historia.
A partir de las narraciones del alumnado, las mediadoras introducen cuestiones que tienen que ver con la vida cotidiana, las redes de apoyo, la construcción de vecindario, el uso del espacio público, los espacios de encuentro en el barrio, etc.
En este primer bloque se termina de perfilar la vida de Arturo durante su infancia y las observaciones que hace de la sociedad que le rodea, teniendo en cuenta que su visión de la realidad social madrileña del momento goza de gran complejidad puesto que es un niño que vive a caballo entre uno de los barrios más pobres de la ciudad y el barrio donde viven las élites (y donde pasa varios días a la semana con sus tíos).
Desde este lugar, de observador privilegiado de una sociedad en transformación, nos desplazamos para dar el salto a su vida adulta.
La siguiente parada, una de las fuentes del barrio, nos permite conectar con lo que venimos trabajando en torno a la vida cotidiana en el barrio e imaginar lo que supone para Arturo salir de aquí, un desplazamiento que se ve forzado a hacer cuando le toca cumplir con su servicio militar.
A través de una dinámica de preguntas, las mediadoras proponen un diálogo con el alumnado en torno a esta idea del servicio militar. El objetivo es facilitar que entre las distintas voces que hay en el grupo vayan perfilando lo que saben de este concepto, que las mediadoras lo vayan completando y dando un marco que lo aterrice en la historia de nuestro país y proponer un debate crítico sobre lo que implica un servicio militar obligatorio y los cambios sociales que señala su reciente eliminación.
Otra de las cuestiones que trae el paso de Barea por el ejército es su intervención en la Guerra de Marruecos. Dentro de su obra, sirve como antesala o como premonición de lo que está por venir en su propia ciudad y en el recorrido nos permite reflexionar sobre los conflictos que se están produciendo en este momento a nivel global, sus consecuencias y también sus causas, ya que a partir de un análisis del trasfondo colonial de este conflicto podemos debatir sobre las causalidades de los conflictos presentes.
Desde aquí, avanzamos en la biografía de Barea y llegamos al capítulo de su vida adulta y su regreso a Madrid, un momento que nos sirve para hablar de las grandes transformaciones que vive una ciudad que se está sumergiendo en la modernidad de una gran metrópoli de los años 30. En este punto, nuestro camino continúa y nos lleva a cambiar de barrio, lo que nos permite invitar al alumnado a charlar en parejas durante el camino sobre los cambios que observa en el paisaje para después compartirlo en la que será la última parada del recorrido.
En este último punto, nos metemos de lleno en el episodio que precipitará lo que será el último capítulo de la vida de Barea en Madrid, el estallido de la guerra.
Debido a la dureza y complejidad de este acontecimiento, en esta ocasión optamos por trabajar con el conjunto del grupo a través de imágenes de gran tamaño que vamos analizando en colectivo mientras las mediadoras van perfilando el marco histórico y social en el que nos estamos desenvolviendo. El escenario que nos acoge es el hotel donde Barea pasó sus últimos días en Madrid antes de partir al exilio. Desde este punto se abre un debate final que pone el foco en los desplazamientos forzados y sus consecuencias, tanto en lo social como en lo personal invitado a una reflexión que, de nuevo, conecte con el presente.
Desde el año 2022, y también gracias al apoyo de la subvención del Ministerio de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, venimos realizando una investigación sobre una de las movilizaciones sociales de mayor trascendencia para la ciudad de Madrid en el siglo XX: los movimientos vecinales que se dieron en múltiples barrios de la periferia de la ciudad entre los años 60 y 80.
Tomando como caso de estudio los barrios de Meseta de Orcasitas y Carabanchel Alto, el proyecto pretende ahondar en el estudio y reflexión sobre el proceso de articulación de aquellas redes vecinales que se tejieron en los suburbios y barrios populares de la ciudad de Madrid durante los últimos años de la dictadura franquista y la posterior Transición y que acabaron desembocando en la construcción de un potente movimiento vecinal en el que se gestó una conciencia democrática y una nueva identidad ciudadana.
En ese periodo, estas redes vecinales abrieron nuevos espacios de pedagogía ciudadana y de democracia desde los que se trabajó colectivamente por responder a las necesidades que tenían los habitantes de los barrios, conquistando importantes mejoras en sus condiciones de vida, desde espacios verdes a lugares de encuentro, nuevas viviendas, transporte, equipaciones urbanas o dotaciones para la educación, la atención a la infancia o las personas mayores, entre otras. Además de reivindicar la importancia de esta historia para la configuración de la ciudad y los barrios tal y como los conocemos hoy, este proyecto pretende poner el foco en el papel que jugaron las mujeres en esta historia, y busca reivindicar su participación como figuras clave para la activación del movimiento vecinal, ya que sus acciones en el terreno de la vida cotidiana fueron fundamentales para sostener esos procesos en los barrios. Se busca así plantear una relectura de la historia del movimiento vecinal de Madrid que integre otras formas de participación y otras figuras, ofreciendo un relato más amplio e inclusivo.
El objetivo principal del proyecto es explorar la historia de estos movimientos y sus conquistas, buscando una perspectiva que nos lleve más allá de las narrativas oficiales sobre este movimiento social para atender a las pequeñas estrategias que se despliegan en el terreno de lo cotidiano, aquellas otras historias que habitualmente permanecen invisibles y que sostienen los grandes gestos que después son ampliamente conocidos.
Por ello, se propone una revisión feminista de las narrativas oficiales, para lo cuál se revisita la historia de los movimientos vecinales en Madrid atendiendo a dos cuestiones fundamentales. De una parte, se aborda el contexto histórico y político que se da durante la dictadura y que sienta las bases de una configuración social y urbana marcada por unas condiciones de miseria en el conjunto del estado que obligan al desplazamiento forzoso de miles de personas de los entornos rurales a las ciudades, dando lugar a las terribles condiciones de vida que se darán en estos barrios. De otra parte, se pone un foco de atención a la microhistoria y la vida cotidiana, desde las que se desarrollan diversas estrategias para combatir las dificultades a las que se tiene que enfrentar la población que vive en los barrios obreros de la ciudad.
Este proyecto busca enriquecer el conocimiento que ya se tiene de la genealogía de los movimientos sociales, incorporando las experiencias que aporta el conocimiento del papel de las mujeres en los mismos, para construir una narrativa más compleja que nos permita una aproximación más profunda e inclusiva a este fenómeno. Por este motivo, se ha puesto especial atención a arrojar luz sobre aquellos grupos de mujeres que, contrariamente a su evidente protagonismo en el proceso de autoorganización y movilización vecinal, han recibido menos atención por parte de la historiografía que se ha acercado a los movimientos sociales urbanos. También se han planteado algunas de las problemáticas asociadas a la participación femenina en el movimiento vecinal desde una perspectiva de género, atendiendo a las distintas diversidades que pueblan el espacio público, con el objetivo de poner en valor y visibilizar otro tipo de relatos habitualmente excluidos de los discursos oficiales.
Tras un proceso de investigación que combinaba metodologías propias de la investigación académica, como el uso de fuentes bibliográficas y de archivo, con metodologías propias de las ciencias sociales, como el trabajo de campo a través del desarrollo de talleres con grupos de interés o las entrevistas con agentes clave, se extrajeron una serie de conclusiones que permitieron generar un relato sobre los movimientos vecinales de estos barrios desde una perspectiva feminista. Esto implica un desplazamiento del foco hacia otros contextos y formatos de lucha articulados desde la vida cotidiana y desde la consolidación de redes de solidaridad femenina, antesala de las redes de resistencia barriales, o hacia el desarrollo de estrategias de protesta y visibilización de las luchas vecinales protagonizadas por las mujeres del barrio.
A partir de las nuevas narrativas elaboradas se generó un recorrido urbano planteado como canal de transmisión de las conclusiones de la investigación orientado a público adulto.
Por otro lado, los objetivos fundamentales de este proyecto era trasladar todo este conocimiento al ámbito de la escuela, de manera que el profesorado pudiera trabajar estas temáticas con el alumnado. Con este objetivo, se elaboró una guía didáctica, compuesta de una serie de propuestas de trabajo que se aterrizan tanto en el contexto del aula como en espacios públicos, y cuyo planteamiento se trazó desde una apertura que permitiera encajar las propuestas tanto en los barrios que habían sido objeto de estudio como en otros barrio.
Esta guía está pensada para trabajar en el aula cuestiones transversales del proyecto, a partir de las que se han estructurado los contenidos transmitidos en el recorrido urbano en el que toma forma y se difunde la investigación realizada. Tomando esa estructura como base, el planteamiento de las actividades se organiza en bloques temáticos compuestos a su vez por un conjunto de actividades vinculadas.
Los bloques a trabajar aglutinan temáticas como el contexto histórico y social en el que se gesta el fenómeno de la emergencia de estos barrios y los posteriores movimientos vecinales, una aproximación a la configuración global de Madrid a partir de la expansión que sufre en los años 40 y 50, el estudio en profundidad de los movimientos vecinales y las estrategias que despliegan para conseguir sus objetivos, el concepto de conquista ciudadana y algunos ejemplos aterrizados en la ciudad de Madrid, y finalmente el trabajo con el concepto de memoria y la importancia de los memoriales que parten de lo colectivo y del trabajo de la ciudadanía.
Cada uno de estos bloques se trabaja a través de un texto que da al profesorado el marco teórico desde el que se plantea, y se acompaña de una serie de actividades que se presentan bajo el formato de fichas.
Cada una de las fichas de actividad presenta distintas cuestiones. En la cabecera encontramos los datos prácticos de la propuesta donde se desglosan las metodologías, necesidades materiales y objetivos que persigue la actividad, a continuación se presenta una introducción, a modo de contexto histórico, en la que se señala el contenido de la historia de la que se deriva la actividad, seguida de una propuesta de trabajo que pretende ser abierta y modulable en función de los intereses y posibilidades del profesorado.
Se proponen tanto actividades a realizar en el aula como fuera de la misma, y en las que tienen un fuerte peso la dimensión territorial y la colectiva, ya que se busca favorecer el trabajo en grupos y el pensamiento crítico construido desde el debate y la reflexión colectiva.
Se busca así motivar, orientar, facilitar la comprensión, promover la interacción y guiar al alumnado hacia el aprendizaje autónomo. Más allá de los casos de estudio, se invita además a explorar el propio territorio facilitando recursos que permitan aterrizar lo aprendido en el contexto y el presente que se habita.
A lo largo de la guía encontramos metodologías diversas de trabajo que van desde el análisis razonado de imágenes, a la creación de ficciones especulativas, ejercicios de debate y asambleas, elaboración de entrevistas como herramienta de investigación, análisis de datos y testimonios, exploración de cartografías digitales, trabajo con archivos históricos, mapeados colaborativos, elaboración de diagnósticos del territorio, intervenciones urbanas o ejercicios de creación colectiva de diversa índole.
Narrar otras historias para ampliar nuestros marcos de pensamiento
Actualmente nos enfrentamos a la necesidad imperiosa de revisitar nuestra historia reciente y recuperar toda una serie de fragmentos que permiten elaborar una imagen más compleja y reflexiva sobre nuestro pasado en común. Esta necesidad de generar un pensamiento crítico sobre nuestra historia para comprender mejor el presente y actuar en consecuencia tiene un campo de acción privilegiado en el contexto educativo.
Un trabajo que parte de la idea de memoria y el respeto a su diversidad como forma de explorar formas más profundas de acercarnos a nuestro pasado, supone una puesta en valor de nuestro patrimonio cultural que ofrece canales de gran riqueza para entendernos mejor como sociedad, ya que lo que somos hoy se destila en gran medida de todos esos relatos. Y para conseguir esa activación del patrimonio cultural es fundamental entenderlo como un ente vivo, que no sólo es un reflejo de un capítulo pasado sino que es un puente para dialogar con el presente.
En el caso que aquí se presenta, esta idea se activa a través de cuestiones tan candentes para la cultura contemporánea como son la memoria, la identidad, los procesos creativos que parten de lo colectivo, la importancia de la conformación de la ciudad en los modos que tenemos de habitarla y de relacionarnos, etc.
Es urgente poner el foco en las historias que hasta ahora han sido condenadas a la invisibilidad, pues es un reflejo de los valores que han imperado hasta este momento y que deben ser revisados. Hacerlo a través del trabajo con el espacio urbano, del uso del caminar como estrategia de indagación y de creación, nos permite conectarlo con las preocupaciones que nos atraviesan aquí y ahora, con el cuestionamiento de aquello que hemos heredado y que queremos transformar, negándonos a la asunción de que determinadas realidades son inamovibles y apostando por fomentar una cultura crítica que dote al alumnado de la agencia suficiente para lanzarse al trabajo por la transformación de la realidad desde las lógicas de lo colectivo y de la escucha y el respeto a la diversidad, frente a la necesidad de nuevas formas de imaginación que permitan repensar el escenario de crisis actual.