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Recorridos y otras historias sobre Arturo Barea en Lavapiés

Apenas un año después de que se lanzase la recogida de firmas para sacar adelante la iniciativa ciudadana que proponía que Arturo Barea tuviera su espacio en el callejero de Madrid, sus promotores pueden hablar de un rotundo éxito. La Junta de Distrito Centro aprobó el pasado mes de noviembre por unanimidad el nombramiento de una plaza de Lavapiés, la conocida como Agustín Lara, como Plaza de Arturo Barea.


Fotografía de Lukasz Michalak


Con motivo de este acontecimiento, la Junta de Distrito Centro del Ayuntamiento de Madrid decidió poner en marcha una serie de recorridos urbanos para poner en valor la figura de este autor, revisitando Lavapiés desde otra mirada.



En La Liminal hemos tenido el privilegio de desarrollar estos recorridos que han ido acompañados por la edición de un mapa sobre el Madrid de Barea, y la realización de una serie de talleres. Todo un orgullo para nosotras participar en lo que creemos que es un justo homenaje para un personaje olvidado durante tanto tiempo en nuestro país, pero que - como hemos podido comprobar en nuestros recorridos - cuenta con muchos admiradores de su literatura.


Arturo Barea, uno de los escritores del exilio español más reconocidos internacionalmente, se sumergió en la escritura al verse obligado a abandonar su país, impulsado por la necesidad de aferrarse a sus recuerdos y revisitarlos en busca de una explicación de la tragedia. Así su memoria se centra en Madrid y en su querido barrio de Lavapiés, lugar en el que pasó su infancia y parte de su vida adulta.


Con estas rutas, los recuerdos del barrio que Arturo Barea comparte a través de su trilogía La forja de un rebelde vuelven a las calles de Lavapiés para generar una nueva memoria centrada no sólo en este personaje olvidado sino en muchos otros olvidados de la historia reciente.


La obra de Barea recoge una historia personal pero sin dejar de lado la historia colectiva de la ciudad, situándose en un Madrid lleno de desigualdades y miseria, pero en el que las redes de solidaridad destacan como elemento indispensable para la supervivencia de sus habitantes. En el centro de su narración se encuentran aquellas personas y situaciones habitualmente excluidas de los grandes relatos, y así, en la visita, pudimos recorrer el barrio desde la perspectiva de la clase obrera, la mirada infantil, o la de los grupos sociales más precarios, incidiendo entre otras cuestiones en el gran papel de las mujeres como motores de la sociedad o destacando el valor de la vida cotidiana para el tejido de la historia.


Fotografías de Lukasz Michalak


La fuerza de lo colectivo es un leit motiv dentro de la trilogía, pero también estaba muy presente en nuestra ruta a la hora de conectar a Barea con la actualidad. La iniciativa ciudadana que pedía incluir a Barea en el callejero madrileño nos habla de cómo la sociedad civil puede organizarse y decidir sobre el paisaje de su ciudad tanto a nivel físico como simbólico. Y guiadas por esta idea nos decidimos a intervenir el espacio público en colectivo con una doble finalidad: reivindicar la importancia de recuperar tanto la figura de Barea como otras historias olvidadas en el paisaje urbano y reflexionar sobre qué discursos y qué historias son reseñadas en las ciudades, cómo y por qué.


Fotografía de Lukasz Michalak

Esto pudimos hacerlo en los talleres, donde hemos generado una serie de placas conmemorativas cuyo contenido surgía del debate colectivo.


No podemos estar más contentas con la riqueza de reflexiones que reflejan tanto las placas como los espacios donde los participantes decidieron ubicarlas, y hemos elaborado un mapa, que puedes ver aquí, en el que hemos recogido las frases producidas colectivamente a lo largo de las sesiones y distribuidas en distintos puntos del barrio de Lavapiés.


Su colocación nos ha dado grandes momentos y más ganas si cabe de seguir trabajando por activar procesos que nos permitan reapropiarnos de nuestras ciudades y hacer oir nuestra voz, ¡seguimos!


Fotografía de Lukasz Michalak




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