Después de otro año intenso, cargado de muchos paseos por Madrid, tuvimos el gusto de cerrar esta temporada con un recorrido ofrecido dentro del programa de actividades de Retiro Experimenta el pasado 11 de junio. Este programa se integra dentro de un marco de acción más amplio, el de Experimenta Distrito, también desarrollado en los distritos de Moratalaz y Fuencarral, y se plantea como un laboratorio ciudadano para impulsar proyectos de acción en áreas diversas.
En este marco propusimos un recorrido que tomaba como foco central los movimientos vecinales de las zonas de Pacífico, Adelfas y Puente de Vallecas, entendidos como laboratorios ciudadanos desde los que se han generado diferentes procesos de transformación urbana y activación social.
Partiendo de los cuarteles de Daoiz y Velarde nuestra primera parada nos llevó a la calle Caridad para hablar del origen del barrio como lugar de asentamiento obrero vinculado con el desarrollo industrial del área. La mala conservación de las casas bajas, promovidas por la Constructora Benéfica, abrió un debate sobre la preservación de este tipo de patrimonio y de memoria en el barrio. Tratando los distintos modelos de vivienda, Isabel, una vecina del barrio, nos habló de las colonias de la zona de Retiro, cuya construcción estaba vinculada a las ideas higienistas de principios del siglo XX y que albergaban a profesionales liberales, muchos de ellos relacionados con la Institución de Libre Enseñanza (ILE), institución presente en el barrio. Frente a esto, también nos habló de las infraviviendas autoconstruidas que se encontraban en la calle Manzanos, y del desplazamiento de una de las fuentes anteriormente situada en un patio como suministro de agua a la comunidad, a la calle Cabanillas.
Otro de los temas fue la importancia que el transporte tenía para estos barrios y cómo mientras otras colonias quedaban desplazadas de estas conexiones, la calle Caridad se encontraba en una posición de privilegio por su cercanía al metro. Al hilo de esto se señaló otro de los patrimonios del barrio: el vestíbulo de la estación de metro de Pacífico, diseñado por Antonio Palacios y abierto recientemente para ser visitado.
También descubrimos la presencia de economías sumergidas desarrolladas en la zona en relación con los cuarteles. Un participante nos contaba que en las casas cercanas al cuartel muchas familias conseguían unos ingresos para su subsistencia ofreciendo servicios de comida o lavado y cambio de ropa a los soldados.
Desde aquí continuamos el paseo hacia el Puente de Pacífico, un lugar que evidencia las fracturas que el crecimiento contemporáneo de la ciudad traza sobre el espacio público, y cómo éstas, si bien favorecen el desarrollo en términos de productividad económica, repercuten en un empobrecimiento de la calidad del espacio público para sus habitantes. En la zona, carreteras como Avenida de Barcelona, la vías del tren, y los Puentes de Pacífico y Vallecas, dos de los últimos Scalextric de Madrid, han dibujado una serie de fronteras que dividen el espacio.
Este tema dio cabida a hablar de cómo la percepción de los vecinos de estas fronteras era muy subjetiva, ya que a pesar de las barreras físicas, existía una fuerte conciencia de identidad compartida entre los tres barrios, aunque también se percibía una diferencia de clase que va ascendentemente desde Puente de Vallecas hasta Pacífico.
En este punto hablamos también del origen del barrio de Adelfas, y de una de sus zonas, conocida como “Las Californias”. Un entorno de casas bajas obreras, convertido durante los años 90 en uno de los supermercados de la droga en Madrid, y cuyo abandono institucional dio lugar a la autoorganización de los vecinos para luchar contra la inseguridad en la zona. Isabel nos habló aquí del importante papel del Colegio Calvo Sotelo, vinculado con la ILE, como espacio no sólo educativo sino comunitario, en el que había duchas y se ofrecía comida, y que tenía un corte distinto al colegio San Isidoro de Pacífico, al que acudían niños con una mejor situación socio-económica. Las casas bajas fueron derribadas dejando la zona durante un tiempo como un descampado en el que finalmente se inició un proceso de construcción de grandes bloques de viviendas que sigue en marcha en la actualidad.
Desde aquí continuamos nuestro camino atravesando el tramo entre puentes hasta llegar al parque Martin Luther King, situado en la confluencia con el Puente de Vallecas. El paseo hasta este punto nos permitió observar varias cuestiones, no sólo la contaminación atmosférica y acústica de la zona, sino también el perfil de los comercios, muchos de ellos concesionarios de coches, cuya gran presencia estaba vinculada, como señaló Isabel, con el establecimiento de la fábrica de Seat en el barrio. El Puente de Vallecas nos traía de nuevo la reflexión sobre las fronteras urbanas, más extrema en este caso dado que el paso al otro lado de este puente determina unas grandes diferencias en cuanto a perfil poblacional, tasas de paro o incluso niveles de esperanza de vida.
Sobre la precariedad del entorno nos hablaba de nuevo Isabel, quien recordaba este área con descampados y construcciones muy degradadas, y nos contaba también que el fotógrafo Alberto García-Alix tenía su taller en la zona, en la calle Martínez Corrochano, y había dejado un interesante registro fotográfico de este momento.
El parque Martin Luther King, conseguido gracias a las luchas vecinales, nos permitió adentrarnos en la historia reciente de los movimientos vecinales y en las conquistas que han permitido transformaciones espaciales significativas como esta. Según nos contaba Joan, uno de los mediadores de Retiro Experimenta, este parque no sólo aporta una zona verde al barrio, sino que también se ha convertido en un espacio de activación vecinal de gran importancia al acoger las fiestas autogestionadas del barrio.
Para seguir tratando estas cuestiones la ruta continuaba hacia la antigua zona de las “Californias”, cerrando con la visita a dos de los espacios centrales para los movimientos vecinales de la zona: el huerto urbano de Adelfas y la corrala de Luis Peidró, espacio que alberga en la actualidad al histórico Centro Social Seco. En este punto Joan nos habló de los distintos procesos puestos en marcha en el barrio, como el de Pacífico Puente Abierto, desde el que se busca reformular una estructura de fractura como esta para convertirla en un espacio de encuentro vecinal. Nos habló también de la historia del Centro Social Seco y su proceso de activación del entorno junto con otros grupos y asociaciones vecinales entre la que se cuenta la Asociación de Vecinos los Pinos.
Este cierre nos permitió debatir sobre el papel que un programa como Experimenta Distrito puede jugar en diálogo con un entorno en el que los movimientos vecinales han sido una fuerza motora de gran importancia, para pensar desde ahí la posibilidad de establecer nuevas formas de relación entre las instituciones y la vecindad, y los canales para reconocer y activar el espacio público como lugar para el debate sobre lo común, promover la participación, activar redes o generar un conocimiento situado desde lo colectivo.
Para nosotras no pudo ser un mejor cierre de temporada, no solo por lo compartido y generado durante el camino, sino sobre todo por las personas que quisistéis acompañarnos a pesar del calor. Muchas caras conocidas que nos llenan de alegría y nos cargan de fuerza para seguir trabajando, y otras caras nuevas que esperamos en el futuro nos sigan acompañando. ¡Gracias y buen verano!